miércoles, 30 de octubre de 2013

ECONOMÍA EN EL ANTIGUO RÉGIMEN




La base económica del Antiguo Régimen era la agricultura.Los descubrimientos geográficos estimularon el desarrollo de otras actividades,como la artesanía y el comercio.
Las actividades agrarias:
La agricultura y la ganadería ocupaban a más del 80% de la población.
La producción se llevaba a cabo en los señoríos,extensos dominios pertenecientes a los reyes,nobles y eclesiásticos.Estos eran trabajados por jornaleros y por siervos sujetos a la tierra.



Las actividades artesanales:
la artesanía se centraba en la fabricación textil y metalúrgica ejecutadas con técnicas tradicionales.La producción se realizaba en talleres urbanos,controlados por los gremios o asociaciones de trabajadores del mismo oficio.




El comercio interior y exterior:
El comercio se veía limitado por las deficiencias del transporte,realizado a través de malos caminos o en barcos de vela lentos y con moderada capacidad de carga.
- El comercio interior se llevaba a cabo en mercados locales urbanos celebrados semanalmente.También se organizaban ferias anuales,donde se ofrecían productos menos corrientes.
-El comercio exterior se centraba en las grandes ciudades portuarias,y experimentó un gran auge desde mediados del siglo XV gracias a los descubrimientos geográficos.

La industria era tipo artesanal. Los talleres artesanos empleaban un reducido número de trabajadores, siendo la maquinaria escasa y las fuentes de energía la humana, animal o la proporcionada por el agua o el viento. La especialización era limitada, lo que significaba que el proceso de trabajo invertido en la creación de mercancías era controlado de principio a fin por una misma persona o un escaso número de operarios.





Comercio marítimo predominaba el comercio a larga distancia, un ejemplo fue el denominado comercio triangular. Los intercambios internos eran escasos.


El desarrollo urbano era escaso. La aldea constituía el centro de organización y producción. Pocas ciudades superaban los 50.000 habitantes. A mediados del siglo XVIII el ciclo demográfico sufrió significativas alteraciones debidas esencialmente a una disminución de la mortalidad. 
Estas transformaciones llevarían consigo un incremento de la población acompañado del trasvase de habitantes desde el campo a la ciudad, lo que repercutió en el desarrollo sin precedentes del urbanismo.
La estructura de la propiedad era de carácter señorial, cimentada en grandes latifundios cuyos propietarios percibían cuantiosas rentas de carácter feudal procedentes de una gran masa de campesinos desprovistos de tierras.


                                            Alejandro Mingallón Arche 4ºC

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